Introducción
En una ocasión, exponía con gran entusiasmo un plan de acción misionero ante los jóvenes de mi distrito. Después de intentar persuadirlos al trabajo en equipo, de pronto un joven universitario que había estado de visita se puso en pie y con gran elocuencia planteó una pregunta al auditorio para luego dirigirse específicamente a mi persona: “ese tipo de programa o culto como quieran llamarlo ¿le gustará a las personas que se pretende llegar?”. Debo confesar que me sorprendió su pregunta porque después de ello, se sentó suavemente para escuchar las respuestas que generó su incógnita.


La adoración se ha convertido en las últimas décadas en un tema controversial por los postulados de la alta crítica y el apogeo del postmodernismo.
Chris Jack menciona que el tema de la adoración da lugar incluso a debates enardecidos,[i] porque cada uno desea adorar como mejor le parece, esto a nivel de congregación e individualmente. Mostrando claramente que no es un tema sencillo, por su importancia y alcance.


La adoración no es un tema nuevo. No obstante, ha sido este tema, el motivo de la rebelión de Satanás.[ii] Y constituye el tema en el tiempo del fin. No sorprende entonces que el mensaje del primer ángel, en el libro de Apocalipsis invite a adorar al creador (Ap. 14:7).


La pregunta que se puede formular por efecto es: líder de iglesia ¿estoy entendiendo el tema de la adoración en el contexto del culto en la iglesia?

LA ADORACIÓN


Un estudio refirió que, el tema de la adoración, sería el tema de los años 1990.[iii] Hoy, después de casi dos décadas, y en el transcurso de este tiempo, claramente la iglesia cristiana en general está evidenciando esta realidad. Tanto evangélicos protestantes, así como católicos, son testigos de disidencias e incluso apostasías por cuestiones teológicas sobre el cómo adorar. [iv] Y es que la adoración se encuentra en el corazón de cualquier actividad religiosa, pero puede ser este tema, un asunto divisorio por una sencilla razón: La adoración es el problema central del Gran Conflicto.[v]

¿Cambiar el envase?


En la obra Plantar el Futuro. ¡Hay muchas iglesias! ¿Por qué plantar más?, con maestría el autor escribe un capítulo titulado “¿Qué pueden aprender los adventistas de la Coca-Cola?”, allí anima a que se puede cambiar el envase de nuestro mensaje, “donde sea apropiado” sin cambiar “el producto”, ni comprometer la verdad. [vi]La idea es clara, y hay coherencia en lo que propone, pero, algunos han mal entendido la idea y es por ello que es propicio la cuestión: ¿hasta qué punto debemos cambiar el “envase”?
Tristemente, la mayoría se iglesias protestantes, y carismáticas han cambiado demasiado el “envase” que simplemente el producto a penas y se ve. Pero, ¿qué de las iglesias adventistas y sus cultos?


No podemos “tapar el sol con un dedo”, el asunto es que el postmodernismo está calando lentamente, que no es sorprendente ver a congregaciones adventistas con un “un sistema de cultos, tan similar o igual a los hermanos evangélicos y pentecostales”, donde a leguas se nota que su preocupación es “ganar a los perdidos” aunque para ello tengan que rebajar el evangelio (música secular con letras cristianas, predicadores extravagantes e irreverentes, coreografías y sermones superficiales, entre otros), este asunto es también presentado brevemente por Oscar Plenc quien los denomina seeker services.[vii] Es decir en un culto de este tipo, el foco de la adoración no es el Adorado sino el adorador. La pregunta ya no es ¿este culto será al agrado de Dios? Sino como aquél joven universitario que me hizo la pregunta “¿este culto será al agrado de las personas?”. Mas la adoración debe ser vista a la luz de la Biblia y ésta debe ser el punto de partida como bien aseveró Horne P. Silva, en su definición de culto.[viii]


Pero el problema no es minúsculo como se observa, cuando se entiende que a Dios si le importa el cómo deben adorarlo. Así por ejemplo cuando notamos lo que aconteció en la tan estudiada actitud de Caín a diferencia de su hermano Abel (Gn. 4:1-8). Así se pueden ver algunas lecciones respecto al tema:

Los adoradores y su conocimiento


Caín y Abel, dos adoradores diferentes. Esto es visible nítidamente por el impacto que provocaron ante YHWH, debido a que uno aceptó y a otro no. Sin embargo, es preciso notar que, ambos fueron educados por los mismos padres y enseñados de manera similar en lo que concierne a cómo adorar a YHWH. No obstante la forma en qué ambos procedieron fue muy diferente.[ix]
Es claro que ambos adoradores habían sido instruidos por sus padres, sobre la manera de cómo deberían adorar a YHWH, pero a parte de eso, está en juego: ¿cuál era la voluntad de YHWH frente a este asunto? No hay muchos detalles en la Biblia, sin embargo, aunque no se menciona qué es lo que quería YHWH, se puede inferir que el actuar de Abel estaba muy ligado o más cerca a lo que Dios quería, pues se dice: “Entonces Jehová dijo a Caín: ¿por qué te has ensañado y porqué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? ” (Gn. 4:6,7).
Por lo expuesto, pareciera ser más probable que YHWH dio instrucciones del cómo debían proceder los adoradores, pero Caín por razones que no especifican las Escrituras optó por desobedecerlas, actuando simplemente a su manera.[x] No obstante, se nota que consecuentemente, ambos hermanos se presentan a adorar a Dios en condiciones iguales en cuanto al conocimiento que tenían de los requerimientos divinos para el acto de adoración.

El medio de adoración


A diferencia de la interpretación común protestante de que Dios se disgustó con Caín porque simplemente había egoísmos en el corazón del adorador, es claro que el asunto de fondo, no radica solo en eso, sino que, esa ofrenda debía anunciar la muerte de Cristo por los pecados de todos los hombres (Gn. 3:21 cf. Jn. 1:29).[xi]


No obstante, es razonable inferir a la luz del texto bíblico que, Caín había ofrendado a Dios antes, ya que ambos parecen tener edad adulta. Esto lleva a pensar que YHWH había sido adorado antes por Caín y que lo había hecho bien.[xii] De esta manera Caín era conocedor del cómo debía presentarse ofrenda y qué cosa a YHWH. Por lo tanto, se puede concluir que Dios se desagradó de Caín, simplemente porque como adorador era un desobediente y quiso adorar a Dios a su manera, lejos de la voluntad divina. Mostrando así un “culto a la carta”, es decir a sus gustos y/o conveniencias.

El Adorado frente a las adoraciones


YHWH, el fin de la adoración de estos hermanos, se pronuncia ante las acciones de sus adoradores. Eminentemente lo hace con mucha claridad. A uno acepta y otro rechaza, rechaza su adoración, y lo hace en el momento. Las Escrituras se encargan de adjetivar a Abel como “justo” (Mt. 23:35; Heb. 11:4), evidentemente por su adoración. En cambio a Caín no se lo cataloga igual. Desde la perspectiva del texto estudiado podemos concluir:


Primero, la adoración teocéntrica. Los dos hijos de Adán y Eva no presentaron ofrendas a ningún ser, astro o cosa creada, sino solo a YHWH, lo que pone en manifiesto la religión monoteísta de los pioneros de la humanidad. Esta es la esencia de la adoración, la adoración debe ser dirigida y presentada a Dios, a esto le denominamos, adoración teocéntrica exclusiva.


Segundo, la adoración como obediencia a su voluntad. El segundo principio es evidente al ver la actitud de los adoradores al presentar sus ofrendas, es notable que los padres de estos hombres habían instruido de cómo debían adorar a Dios, así, el segundo principio es el de que no hay “maneras” de adorar a Dios sino una “manera” y esa es: en respuesta a la voluntad divina.


Tercero, el Adorado evalúa la adoración que recibe. Finalmente toda adoración es evaluada por YHWH. Les muestra su agrado y desagrado en respuesta de la adoración recibida y les comunica su veredicto. Así, es evidente un marcado cuadro de “conflicto entre la verdadera y falsa adoración”. La verdadera adoración representada por Abel y la falsa a través de los actos de Caín. De esta manera, existe un conflicto porque por adorar de manera adecuada a YHWH, Caín (que representa a los hijos de los hombres o de Satanás) actúa perversamente contra Abel. En el marco del Gran Conflicto los adoradores fieles de YHWH serán perseguidos y hasta sometidos a muerte (ej. Dn. 7:25 cf. Mt. 5: 10,11; 24: 9,10), se puede entonces ver un símil minúsculo del gran conflicto a través de la adoración de estos dos hijos de Adán.

CONCLUSIONES
Como líderes de iglesia estamos llamados a evitar que el postmodernismo haga de las suyas en el rebaño que Dios nos ha dado. Cuando hagamos un plan de acción misionero, programa de culto, reunión, campamento, y cualquier otra actividad, no nos concentremos tanto en el “hombre” sino en Dios, pues al centrar nuestros cultos en el hombre fácilmente se convertirá en un “culto a la carta”. Así como Abel, siguió los lineamientos de Dios, pero Caín simplemente los desobedeció poniendo sus criterios o su “estilo propio”, y fue esa su perdición. Entonces sí importa la forma, aunque algunos no lo vean así. .Ahora no es el fin de este artículo desanimar a la realización de un culto inspirador y bonito, al contrario, sin embargo la prioridad debe ser Dios, pues él se merece toda la adoración por los siglos de los siglos Amén.

[i]Chris Jack, “Comprendiendo la adoración: Parte 1”, Lo que todo adorador debe saber, ed. Matt Redman (Buenos Aires: Peniel, 2004), 41.


[ii]Elena G. de White, Patriarcas y profetas (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1987). 11-23.
[iii]Ed Zackrison, “The future of Adventist Worship Renewal”, en The Complete Library Christian Worship. The Renewal of Sunday Worship, ed. Robert E. Webber (Nashville, TN.: Star Song, 1993), 6:7.
[iv]Joachim Lange, “La adoración espiritual y la música”, en Piense conforme a la Biblia. Cómo recuperar el punto de vista cristiano, ed. John MacArthur (Grand Rapids, MI.: Portavoz, 2004), 198.
[v]Eugene Hsu, “Restauración de la adoración”, Revista Adventista (octubre 2002), 2.
[vi]Ron Gladden, Plantar el futuro (Buenos Aires: ACES, 2002), 17-21.
[vii]Daniel Oscar Plenc, El culto que agrada a Dios (Buenos Aires: ACES, 2007), 123.
[viii] Horne P. Silva, “Un modelo de culto”, Ministerio Adventista (mayo-junio), 2000, 21.
[ix] H.D.M. Spence y Joseph S. Exell, editores, The Pulpit Commentary, 22 vols. (Grand Rapids, MI.: Eerdmans Publishing Company, 1950), 1:83.
[x] Henry M. Morris, The Genesis Record: A Scientific & Devotional Commentary on the Book of Beginnings (Grand Rapids, MI.: Baker Book House, 1976), 136, 137.
[xi]John M. Fowler, El conflicto entre Cristo y Satanás (Buenos Aires: ACES, 2001), 63.
[xii]Francis D. Nichol, ed., “Éxodo”, Comentario bíblico adventista (Buenos Aires: ACES)A, 1: 247.